Injustamente, Inessa Armand es más conocida por los historiadores como amante de Lenin que como dirigente bolchevique. Lo cierto es que también fue amiga y camarada de Nadhezda Krupskaia, la compañera de Lenin y, lejos de las intrigas pasionales que algunos chismosos de la historia hubieran preferido, ésta –conociendo el amor que había nacido entre su compañero y su amiga– les ofreció hacerse a un lado. Sin embargo, el respeto y el cariño que tanto Inessa como Lenin le profesaban hicieron que resignaran una posible relación amorosa y mantuvieran, hasta la temprana muerte de Inessa, una intensa colaboración política revolucionaria.
Lo que no destacan los historiadores es que, a pesar de su corta vida, Inessa Armand mostró ser una de las más destacadas dirigentes del proletariado internacional.
Inessa nació el 8 de mayo de 1874. A los 19 años, se casó con Alexander Armand y juntos abrieron una escuela para niños campesinos. Inessa organizó también un grupo de ayuda para las mujeres de sectores populares. Cuando las autoridades le prohibieron establecer una escuela dominical para trabajadoras, murió su ilusión en la posibilidad de reformas sociales. Entonces, se unió al Partido Socialdemócrata Ruso para luchar por la emancipación de la clase obrera.
Inessa distribuía propaganda ilegal y, luego de ser arrestada en 1907, se la sentenció a dos años de exilio en Siberia. Logró huir a París, donde encontró a Lenin y otros bolcheviques. En 1911, fue nombrada Secretaria del Comité de las Organizaciones Extranjeras establecido para coordinar a los grupos de bolcheviques del oeste europeo. También ayudó a Lenin a establecer una escuela partidaria de formación marxista en Longjumeau (Francia).
En julio de 1912, regresó a Rusia para organizar una campaña que les permitiera, a los bolcheviques, obtener diputados en la Duma. Dos meses más tarde fue encarcelada. Luego de su liberación fue a vivir con Lenin y Nadezdha Krupskaia.
En esa época inició su trabajo como editora del periódico Rabotnitsa (Mujer Trabajadora), una publicación del Partido Bolchevique destinada a las obreras. Ya para entonces resonaban los tambores de la Iº Guerra Mundial, ante la cual la mayoría de los socialdemócratas se transformaron en socialpatriotas, apoyando a sus burguesías nacionales en la conflagración bélica en la que murieron millones de trabajadores. Ante esta crisis de la socialdemocracia, Inessa distribuyó propaganda urgiendo a las tropas aliadas a volver sus armas contra su propia burguesía y dar inicio a la revolución socialista. Fue a Suiza, en marzo de 1915, para organizar la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas contra la guerra. Y fue parte también de la delegación bolchevique en las Conferencias de Zimmerwald y Kienthal que reunieron a los socialistas internacionalistas.
Luego de la Revolución Rusa, en octubre de 1917, Inessa fue miembro del Comité Ejecutivo del Soviet de Moscú.
En el Congreso de Mujeres Obreras y Campesinas de 1918 dio un discurso sobre la necesidad de liberar a las mujeres de la esclavitud doméstica. "Bajo el capitalismo, la mujer obrera debe soportar el doble fardo de trabajar en la fábrica y luego realizar las tareas domésticas en el hogar. No solamente debe hornear y tejer para el patrón, sino que también debe lavar, limpiar y cocinar para su familia… Pero hoy es diferente. El sistema burgués está en vías de desaparición. Nos acercamos a la época de construcción del socialismo. Para reemplazar los millones y millones de pequeñas unidades económicas individuales, de cocinas rudimentarias, malsanas y mal equipadas y el incómodo lavado a colada, debemos crear estructuras colectivas ejemplares, de cocinas, comedores y lavanderías".
En febrero de 1919, integró la Misión de la Cruz Roja Rusa para repatriar a los prisioneros de guerra. A su regreso a Petrogrado, Inessa fue elegida para la dirección del Genotdel, el organismo de las mujeres del Partido Comunista de la Unión Soviética.
Desde allí, apoyó la legislación a favor del aborto, combatió la prostitución, impulsó la protección social de madres e infantes y la participación política de obreras y campesinas.
En 1920, dirigió la Iº Conferencia Internacional de Mujeres Comunistas, pero al poco tiempo contrajo cólera y murió a los 46 años.
Fuente: Rebelión
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