El 3 de abril del 2007, en
El maestro, con su cerebro destrozado, murió en unas horas, pero no dejó de enseñar. Su ejemplo empezó a hablar en nombre de su cuerpo ausente, a movilizar, a multiplicar la resistencia, a exigir justicia, a hacer memoria. Los maestros y maestras, sus compañeros, continuaron la lección. Señalaron como principales responsables al gobernador, Jorge Sobisch y a sus funcionarios. Pero también recordaron que sus demandas no tuvieron respuestas del gobierno nacional, ni del ministro de Educación, Daniel Filmus, ni del presidente de
Diez años atrás, el 12 de abril de 1997, la policía de la misma provincia, mataba en Cutral Co a Teresa Rodríguez. Teresa tenía 24 años y era empleada doméstica. Mataron a Teresa, pero la bala apuntaba también contra la pueblada desencadenada a partir de otra lucha docente, que amenazaba multiplicar piquetes y resistencias más allá de sus propios límites. El gobernador de Neuquén entonces, era Felipe Sapag. El presidente, Carlos Menem.
Dos años antes, en Semana Santa, el 12 de abril de 1995, en Ushuaia, era asesinado por la policía provincial el obrero de la construcción Víctor Choque. La bala mató a Víctor, pero la orden de muerte tenía como objetivo desarticular la movilización obrera que se extendía en el extremo más austral del mundo. Matar el corazón rebelde del sur. El gobernador de Tierra del Fuego era José Estabillo. El presidente, Carlos Menem.
Los restos de Víctor Choque fueron llevados a su provincia de origen, Salta, de donde se había ido años atrás buscando nuevos horizontes de vida. Salta es una provincia devastada por las políticas del Banco Mundial que la declararon parte de los llamados "territorios inviables". El término perverso anticipaba el silencioso genocidio neoliberal, que produjo los nuevos "desaparecidos" como consecuencia de la desocupación, las enfermedades, la contaminación ambiental, la represión, la depresión, el hambre. Fue repetido en numerosos discursos por Domingo Cavallo, ministro plenipotenciario durante el gobierno de Menem primero y de Fernando De
Unos meses antes, también en Salta, en mayo del 2000, eran asesinados los jóvenes Orlando Justiniano y Matías Gómez. Secuestrados mientras juntaban leña para llevar al piquete, fueron torturados salvajemente y muertos por la policía provincial. Luego fueron abandonados en una ruta de Jujuy, con la intención de simular un accidente. El 17 de junio del 2001, en el Día del Padre, en la misma provincia, eran asesinados los jóvenes Oscar Barrios y Carlos Santillán. Las balas que asesinaron en General Mosconi, en Tartagal, pretendían callar las voces insurrectas del pueblo norteño que había aprendido de Cutral Co el valor del corte de ruta como herramienta de lucha, cuando el paro forzoso que implica la desocupación masiva, no deja más caminos que interferir en la circulación de mercancías. Las balas eran para los jóvenes que aprendían en las rutas, las primeras lecciones de dignidad y resistencia.
Sin embargo, los asesinatos de Salta no fueron los primeros crímenes del gobierno de
El "que se vayan todos", en diciembre del 2001, nombraba a estos responsables de las políticas de hambre y muerte. Pocos meses después, el 26 de junio del 2002, el pueblo recibió un nuevo golpe en la masacre de Puente Pueyrredón. Los jóvenes piqueteros, Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, fueron asesinados en una brutal represión que pretendía reestablecer la gobernabilidad, y garantizar el orden del miedo. El presidente era Eduardo Duhalde. El Gobernador, Felipe Solá.
Antes y después de estas muertes en protestas sociales, hubieron muchas otras muertes como consecuencia del mismo sistema. Gatillo fácil. Desaparición de mujeres víctimas de la trata. Cromañon. Los muertos y las muertas, siempre del mismo lado. Víctimas de la pobreza. Víctimas de la desesperación. Víctimas de la corrupción. Víctimas de la desocupación. Víctimas de la indiferencia. Víctimas del capitalismo.
Por eso, aunque no conocíamos el rostro, sabíamos quién era Carlos Fuentealba, el maestro de Neuquén asesinado en este abril del 2007. Sabíamos que Carlos estaba en el corte de ruta, resistiendo. Y que antes había dado clases de dignidad en las escuelas. También sabíamos que Carlos era Teresa, era Aníbal, era Darío, era Víctor, era nuestro pueblo, eran los de abajo, los de la memoria que no tiene punto final, porque tampoco hay punto final para la represión y para la impunidad.
Sabemos también quiénes lo mataron. Sabemos que el gobernador de la provincia de Neuquén, Jorge Sobisch, tiene una responsabilidad principal en estos hechos. Una vez más dio orden de reprimir. Él como Juan Carlos Romero, en Salta, manejan la provincia con criterios de patrones de estancia. Como la familia Menem en
Pensando como candidato su campaña electoral, el Ministro de Educación Daniel Filmus, el "hombre de Kirchner en
Tampoco se hace cargo el socio político de Sobisch, quien pensaba acompañarlo en la cruzada por
El anuncio realizado por el ministro Filmus desde
El 24 de marzo último, dos lógicas se expresaron en los actos por los 31 años del golpe militar. La lógica de quienes creen que el tema de los derechos humanos pertenece al pasado, y que estamos en un momento de "reparación histórica". Y la lógica de quienes sostienen que los derechos humanos tienen que ser garantizados para todos y todas. Que el derecho al trabajo, a la educación, a la salud, a la tierra, a la vivienda, a la posibilidad de decidir sobre nuestros cuerpos, a la recreación, a la justicia, no pueden ser garantizados sólo para una clase, la clase en el poder, o para unos grupos, los amigos del presidente. Que entre los derechos humanos se encuentra también el derecho a la protesta social, el derecho a reclamar por lo que es justo, el derecho a no integrarse en la lógica de dominación a cambio de un lugar subordinado en las políticas clientelares. Que los derechos humanos, no pueden guardarse en un museo; porque la vida sigue siendo amenazada, cada vez que el pueblo se decide a reclamar con autonomía por lo que le corresponde.
Una muerte, la de Carlos, el maestro querido por su gente, vuelve a mostrar dolorosamente el abismo que se va abriendo entre estos dos lugares. Porque la sangre de Carlos no acepta dobles discursos. Porque la lucha docente requiere urgentes respuesta. Porque quienes cuentan votos y desprecian vidas, alguna vez escucharán nuevamente el eco de aquel "que se vayan todos". Y cuando el eco vuelva, desde
Abril 2007
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