miércoles, 29 de agosto de 2007

EE.UU, Venezuela

Las nuevas políticas de ayuda política en Venezuela
Tom Barry

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Cinco años después de que grupos, con fondos de Estados Unidos, fueran relacionados con un golpe fallido contra el presidente de Venezuela Hugo Chávez, el gobierno de los Estados Unidos continúa entrometiéndose en las políticas domésticas venezolanas mediante sus programas de ayuda política. Un nuevo enfoque de "constructores extranjeros de democracia" en Venezuela y alrededor del mundo apoya la resistencia sin violencia por parte de las organizaciones de la sociedad civil.

En el nombre de la promoción de la democracia y la libertad, actualmente Washington financía una veintena de organizaciones estadounidenses y venezolanas como parte de su estrategia global de democratización—incluyendo al menos una que respaldó públicamente el golpe de abril del 2002, el cual quitó brevemente a Chávez del poder.

Cuándo escuchó las noticias del golpe, el presidente del Instituto Republicano Internacional (IRI) alabó a aquellos "que se levantaron para defender la democracia," ignorando el hecho de que Chávez era el presidente electo—dos veces—de Venezuela. A pesar de este apoyo declarado para un golpe contra un presidente elegido y hacia la patente indiferencia de la oposición para con la ley, el IRI todavía ejecuta programas de democratización en Venezuela los cuales son financiados por la Agencia para el Desarrollo Internacional de los EEUU (USAID). El Instituto Republicano Internacional, una sucursal del Partido Republicano establecido para administrar la ayuda de democratización estadounidense, es una de las cinco organizaciones no gubernamentales de los EEUU que administra el financiamiento de USAID a programas de organizaciones y partidos políticos en Venezuela. USAID financía también al Instituto Demócratico Nacional para Asuntos Internacionales, la cual es la sucursal internacional del Partido Demócrata, así como a dos organizaciones no gubernamentales estadounidenses: Freedom House (La Casa de la Libertad ) y Pan-American Development Foundation (Fundación Panamericana para el Desarrollo) y Development Alternatives Inc . (Alternativas para el Desarrollo S.A.), un contratista americano privado. Estados Unidos ha respaldado los grupos de democratización y derechos humanos en Venezuela desde principios de los años 90. Pero el financiamiento para "construir democracia" se alzó después de que Chávez fuera elegido presidente en 1998. Ambos USAID y la Nacional Endowment for Democracy (Fundación Nacional para la Democracia-NED), que financia el IRI y NDIIA, aumentaron bruscamente su financiamiento a asociaciones para negocios, a la confederación oficial del trabajo, a las organizaciones para derechos humanos, y a coaliciones de partidos políticos.
Iniciativa de transición de USAID

Varios meses después del fracasado golpe de abril en el 2002, el Departamento de Estado estableció una Oficina de Iniciativas de Transición (OTI) en Caracas con el financiamiento de USAID. Operando desde de la embajada de EEUU, la OTI tiene dos objetivos indicados según la agencia: "reforzar las instituciones democráticas y promover el espacio para el diálogo democrático," y "alentar la participación del ciudadano en el proceso democrático". USAID estableció su OTI con al menos toda la intención explícita de ayudar a los esfuerzos de expulsar al Presidente Chávez. Según USAID, la nueva oficina "proporcionaría ayuda rápida, flexible y a corto plazo dirigida a necesidades claves de transición". Aunque no especificara lo que sería la deseada "transición," USAID advirtió que Chávez "había estado asaltando lentamente la maquinaria del gobierno y desarrollado estructuras no-democráticas paralelas de gobierno". En la descripción del puesto para el nuevo director de OTI en Caracas del año 2001, la USAID indicó que las responsabilidades de director incluirían "formular una estrategia e iniciar el nuevo programa de OTI en coordinación cercana con los intereses políticos de Estados Unidos" así como "desarrollar una estrategia de salida y un plan de liquidación operacional".

En lugar de financiar directamente las organizaciones y los partidos venezolanos, la OTI administra el financiamiento de USAID a través de ONG estadounidenses, incluyendo la organización con fines de lucro Development Alternatives, Inc. quien a su vez financía una veintena de ONG y proyectos de partidos políticos venezolanos. En su informe de Enero-Marzo del 2007, la USAID reportó 139 subvenciones a entidades venezolanas que trabajan en 19 de los 23 estados del país. OTI, que ha administrado cerca de US$30 millones en ayuda de democratización para Venezuela, no es la única fuente de ayuda política estadounidense. Se describe a sí misma como parte de un "programa completo de ayuda para apuntalar las voces e instituciones democráticas en Venezuela" que incluye iniciativas de NED y del Departamento de Estado, tales como viajes "educativos" a los Estados Unidos para miembros escogidos de los medios venezolanos. Ya que la ayuda económica de EEUU disminuye, la OTI busca financiamiento local para complementar sus propios programas, notando en su reporte de Enero-Marzo 2007 que ha conseguido US$3.5 millones de contribuciones locales durante el primer trimestre del año. En su más reciente evaluación de "las iniciativas de la transición," la OTI presume: "Las asociaciones que se han formado entre ONG y ciudadanos ansiosos de participar directamente en su propio gobierno atestigua el éxito del programa ... éso llena una necesidad importante que coloca la base para un futuro democrático sostenible".

Aunque las ONG financiadas por el gobierno de Estados Unidos insisten en que ellos son independientes, coordinan estrechamente sus programas entre sí y con representantes del gobierno de EEUU. En febrero del 2007, el "líder de equipo" de OTI visitó Venezuela para participar en una sesión de "planificación estratégica" con las "cinco organizaciones socias". OTI ha estado organizando también una reunión con dos docenas de ONG quienes "promueven la participación del ciudadano en espacios democráticos locales". En su evaluación de operaciones progresivas de Enero-Marzo, la OTI dice que "dada la creciente apreciación de los partidos sobre la importancia de los espacios democráticos, la reunión proporcionará las oportunidades para discutir la superposición sinérgica entre la sociedad civil y los partidos políticos". Con apoyo de la OTI, el IRI y los institutos de NDIIA ofrecen "ayuda técnica para partidos políticos" trabajando directamente "con partidos políticos para mejorar sus capacidades en el alcance del distrito electoral y el desarrollo institucional," según USAID. Los institutos ayudan a los partidos y a los candidatos con "perfiles de candidato" y un "mensaje de desarrollo". Ambos institutos dicen que ellos ofrecen sus servicios tanto a los partidos del gobierno como a la oposición —aunque sean sólo los partidos de oposición los que se sirven de esta ayuda para "construir democracia". Freedom House es mejor conocida por sus reportes ampliamente citados Libertad en el Mundo y Libertad de Prensa. Pero no es sabido comúnmente que Freedom House es una considerable fuente de financiamiento del gobierno de EEUU, directamente de USAID o del NED, que está patrocinado por el gobierno.

Confiando en gran parte con el financiamiento del gobierno para sus operaciones extranjeras, Freedom House dice trabajar "directamente con reformistas democráticos en las primeras líneas en sus propios países" en Asia Central, Europa del Centro y del Este, Oriente Medio, Latinoamérica, la anterior Unión Soviética, y los Balcanes. Según Freedom House , su actividad extranjera "actúa como un catalizador para la libertad reforzando a la sociedad civil, promoviendo el gobierno abierto, defendiendo derechos humanos, y facilitando el flujo libre de información".

Con el financiamiento de USAID, Freedom House patrocina un programa de Defensores de Derechos Humanos en Venezuela que promueve "facilitar la interacción de la sociedad civil venezolana con sus contrapartes en Latinoamérica para ayudarlos a mejorar reportes de derechos humanos domésticos y para expandir las protecciones a derechos humanos". La "meta a largo plazo", dice Freedom House , es "ayudar a los grupos que se esforzarán por salvaguardar y mejorar el funcionamiento de las instituciones democráticas en Venezuela".

Por su parte, a principios del año 2007 el Fondo Panamericano de Desarrollo dio financiamiento para "documentar las actividades siguientes: el proceso constitucional de reforma, discriminación basada en afiliación política, y la persecución de profesionales en derechos humanos". Mientras tanto, Development Alternatives, Inc . se ha enfocado en "entrenar en liderazgo y valores democráticos, aumentar la participación del ciudadano a nivel local, y en apoyar la participación secundaria de las ONG en eventos internacionales".

"Plan de desestabilización" o "agenda de acción" por la democracia

Eva Golinger, autora venezolana-americana de "El Código de Chávez" y un crítico prominente de los programas de ayuda estadounidenses en Venezuela, acuso en mayo del 2007 a Freedom House y a otras organizaciones estadounidenses que recibían fondos del gobierno de EEUU de orquestar un "plan de desestabilización". (Vea www.Venezuelanalysis.com, el 26 de mayo de 2007). Dicha autora acusó a Freedom House de diseñar una campaña de resistencia no-violenta al gobierno de Chávez.

Freedom House colabora con el Centro para la Acción y Estrategias No-Violentas Aplicadas (CANVAS) con base en Belgrado. Describiendo su enfoque a transiciones políticas en su sitio web, CANVAS explica: "en los últimos años el desafío político masivo ha ocurrido en Birmania, Zimbabwe, Venezuela, y Tibet. Aunque esas luchas no hayan traído la victoria sobre dictadores, si pudieron dañar la autoridad de aquellos regímenes opresivos tanto en los países como en la comunidad internacional".

El financiamiento por parte de USAID y NED para ONG en Venezuela refleja la convicción del gobierno de EEUU de que el proceso democrático es bastante defectuoso y de que la ayuda política a grupos no asociados con el gobierno contribuirá a una "transición" hacia un gobierno más democrático—o por lo menos a un líder más aceptable para Washington. La concentración de las ONG sobre reciente ayuda para la democratización es también un reflejo de una nueva tendencia en la ayuda política que considera a la resistencia no-violenta por parte de las organizaciones no-gubernamentales como el instrumento más efectivo para mover las dictaduras hacia democracias. Entre los centros para este nuevo pensamiento de apoyar y entrenar ONG extranjeras para fomentar el cambio del régimen están NED, Freedom House, Institución Albert Einstein, y el Consejo para la Comunidad de Democracias. En los últimos años, Freedom House ha sido un defensor destacado de organizar de manera no-violenta a grupos civiles de sociedad para volcar regímenes dictatoriales. Un estudio suyo en el 2005 titulado "Cómo se Gana la Libertad" concluyó que 50 de las 67 "transiciones a la democracia durante la anterior tercera parte del siglo" fueron manejados en gran parte por "la resistencia civil, presentando huelgas, boicots, desobediencia civil, y protestas de masa". El presidente de la junta directiva de Freedom House Peter Ackerman, que también fundó el Centro Internacional del Conflicto No-Violento, es un defensor importante para el financiamiento internacional de ONG involucradas en organizaciones no-violentas contra estados de no-democraticos. Ackerman, coautor del Conflicto Estratégico No-Violento , es un miembro del Consejo Ejecutivo del Instituto Internacional para Estudios Estratégicos.

En una conferencia de marzo del 2007, "Habilidades o Condiciones: ¿Qué Factores Clave Forman el Éxito o el Fracaso de la Resistencia Civil?", Ackerman defiende un compartir de mejores prácticas de resistencia civil alrededor del mundo—notablemente de los casos exitosos en Serbia y de las "revoluciones coloridas" en Georgia y Ucrania—afrontar el "contragolpe a la promoción de la democracia" por regímenes represivos, entre los cuales incluye al gobierno de Chávez. Freedom House, según Ackerman, "esta haciendo todo lo posible por mejorar la sustancia y la capacidad de los instrumentos de instrucción" para grupos civiles de sociedad comprometidos con una acción no violenta.

Otro abogado prominente del financiamiento americano para la resistencia no-violenta es Mark Palmer, un funcionario del Departamento de Estado quien jugo un papel clave para fundar NED y que ahora trabaja como vicepresidente de la Casa de la Libertad (Freedom House ). En su testimonio de junio 8 del 2006 al Senado del Comité Extranjero de Relaciones, titulado "Promoción de la Democracia por Organizaciones No-Gubernamentales: Una Agenda de Acción," Palmer llamó al "reforzamiento radical de nuestros combatientes de primera fila por la libertad," mejor conocidos como las organizaciones no-gubernamentales.

Palmer, quien fue clave para la creación del Consejo para la Comunidad de Democracias, lamentó el hecho que las ONG's estadounidenses, y "sus donadores gubernamentales y privados," no han financiado ONG's extranjeras involucradas en construir "movimientos nacionales" como su objetivo primario. Recomendó un considerable aumento al financiamiento del gobierno para "los programas de ONG's enfocados en dictaduras".

El actual financiamiento estadounidense de una serie de ONG's y grupos de comunidades en Venezuela aumenta las preocupaciones de que el objetivo primordial no sea tanto el avance de la libertad, de la democracia y de los derechos humanos sino el avance de los intereses estratégicos de Estados Unidos.

Por incluir un Estado democrático como Venezuela entre los objetivos de construcción nacional de movimiento, la independencia y la integridad de los "constructores de la democracia" en los Estados Unidos pueden ser puestas en duda. La partidaria de Chávez, Golinger por ejemplo, aconsejo a los venezolanos: "Para la defensa de la nación, sería sabio terminar las acciones de grupos como la Casa de la Libertad ( Freedom House ) y del Instituto Republicano Internacional, los cuales sirven como un frente para el Departamento de Estado y la CIA, quienes operan abiertamente en el país".

Democracia e intervención

Es poco dudable que la democracia en Venezuela esta siendo puesta a prueba. Con una historia de gobierno democrático desde 1958, Venezuela ha tenido una tradición democrática relativamente estable. Pero una gran parte de esa estabilidad resultó de un patrón de elecciones en las que los partidos sólidos de la élite alternaron en el poder. Al romper esa pauta, Chávez interrumpió esa estabilidad jactante pero hizo al mismo tiempo la política más inclusiva.

Por primera vez, los trabajadores pobres rurales y urbanos del país tuvieron una voz en el gobierno. Al ganar por mayorías impresionantes varias elecciones sumamente competidas desde 1998, el Presidente Chávez ha ganado legitimidad como un demócrata.

Sin embargo, en su impulso por consolidar sus bases de apoyo y para anunciar "el socialismo del siglo XXI," ha esparcido preocupaciones en organizaciones de derechos humanos y libertad de prensa de que su gobierno cabalga brutalmente sobre el proceso democrático de gobierno.

Preguntas acerca de la integridad en la ayuda estadounidense para la democratización ahora son usadas por el gobierno venezolano para presionar a la Asamblea Nacional para pasar una nueva ley que sujetaría a la aprobación y averiguación del gobierno a todas las ONG's que reciben financiamiento extranjero.

Si tal medida intrusa es instituida, por lo menos parte de la culpa recaerá sobre Estados Unidos y constituirá una parte del legado antidemocrático de la estrategia de democratización de EE.UU.

Ya se pasó el tiempo para que los democratizadores de EEUU cierren sus operaciones en Venezuela y salgan. Al intervenir en Venezuela a través de las ONG's, Washington da crédito a reclamos de Chávez y otros que acusan al gobierno de EE.UU. de seguir una política de cambio de régimen en Venezuela.

El primer paso hacia una política exterior más constructiva hacia Venezuela debe ser una expresión de apoyo para la autodeterminación del país en sus asuntos políticos y económicos. Preocupaciones sobre el estado de la democracia, de la libertad de los medios, o de los derechos humanos en Venezuela podrían entonces ser expresados a través de canales diplomáticos normales sin la estimulada sospecha de que los EE.UU. y sus instituciones de sombra forman parte de una campaña para socavar al gobierno venezolano elegido.

Para como están las cosas, sin embargo, el gobierno de EE.UU. y su falange de ONG's de construcción de democracia no solo están levantando preocupaciones sino también están operando para influir la política interna de Venezuela dentro del mismo país.

Los Estados Unidos no permitirían que países extranjeros y sus agentes se metieran en sus procesos políticos; debería adoptar el no hacer a los otros lo que no quiere que le hagan.

- Tom Barry es analista con el Programa de las Américas, del Centro para la Política Internacional. Traducido por Gracia Tenorio-Pearl.

Fuente: Programa de las Américas
www.ircamericas.org

http://www.alainet.org/active/19315&lang=es

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